Desde antes de nacer algunos de nuestros sentidos, como es el caso del oído, comienzan a desarrollarse. Después, cuando nacemos, seguimos experimentando todo aquello que nos rodea y absorbemos todos los estímulos que nos envuelven. Nuestro pequeño cuerpo está totalmente conectado con nuestra mente y solo tenemos que entrenarlo para disfrutar al máximo de sus posibilidades.

Es importante que seamos conscientes de que somos seres humanos y de que debemos estimular, cuidar y entrenar las diferentes áreas que nos conforman como personas durante todo nuestro proceso vital. Estas áreas de desarrollo (psicomotriz, perceptivo-cognitiva, de comunicación y lenguaje y socio-emocional) están presentes en cada uno de nosotros y nosotras desde que llegamos al mundo hasta que nos vamos, y es nuestro/a responsabilidad cuidarlas para estar lo mejor posible durante el ciclo vital.

Una buena forma de mantener activas todas nuestras áreas de desarrollo es a través de actividades en las que se pongan en marcha dichas áreas, donde ejercitemos tanto nuestra cabeza como nuestro cuerpo, donde podamos comunicarnos a través de los diferentes lenguajes existentes y que además, esté presente nuestro mundo emocional.

Pero, ¿dónde podemos encontrar algo así?: en las disciplinas artístico-creativas (música, expresión corporal, teatro, voz, dibujo, poesía, etc.) tenemos una excelente posibilidad para trabajar cada uno de los ámbitos de desarrollo personal.